13. La mutación (parte 1)

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Había dicho anteriormente que mis brazos me dolían todo el día. El dolor ha desaparecido desde la semana pasada. Me imagino que el cuerpo se acostumbra poco a poco al ejercicio diario. Cada vez me cuesta menos levantar los fardos de paja. Cada vez tengo menos miedo a los caballos, y cada día que pasa me siento más inmune al invierno.

Las sopas del almuerzo se han convertido en mis platos favoritos, ya no extraño un gran plato con papas fritas. He descubierto la pasión por los “parsnips”, una extraña verdura que parecen zanahorias blancas.

Respecto a la mutación mental, creo que empiezo a disfrutar mi vida campestre. Mi única preocupación por las noches es que mi chimenea esté encendida. Cada vez que veo un buen tronco por el campo, lo único que se me viene a la mente es que sería perfecto para mi chimenea. La palabra fin de semana está borrada de mi vocabulario. Lo único que hago en mi único día libre (Martes ¬¬) es dormir, y tratar de avanzar con el inglés.

Cada día me comprometo más con mi trabajo y ya no estoy esperando ansioso la hora de la salida, sino que sólo quedo tranquilo cuando mis caballos están todos “paseados y comidos” (Como dice MH).

Ya no odio a las vacas. De noche veo tele con dos gatos en cada muslo. Me parezco al profesor rosa. Eso sí, el gallo de mi ventana, lo único que quiero es verlo en mi cena.

Estoy durmiendo y como de costumbre nuestro amigo “mickey” sale a recoger toda la comida que aJosé esparce cuando come en frente de su laptop. Ya estoy completamente acostumbrado a su presencia, incluso ya lo he visto un par de veces, pero ya es parte de la familia. Por las noches dejamos uno de los laptop prendidos, porque según yo, “mickey” es lucífugo y no estará cerca de nuestras camas.

Yo nací con la bendición de dormir mal y me despierto con lo que sea. Creo que como a las 3h, el sistema digestivo de José está programado para liberar sus mejores bombas.

En medio de la noche me despierto, con algún ruido procedente de mis 2 compañeros de cuarto. Es hora de mis tapones, me meto la mano a mi bolsillo para sacarlos, los pongo en posición y trato de agarrar un poco más de frazadas. Cuando las agarro, siento un ruido. Mmmm no es José, y no es mickey.
Agarro de nuevo y siento el ruido nuevamente, no entiendo que pasa. Ahh estúpido, son mis uñas que están largas y que se enganchan con el género. El sonido que siento debe ser el raspaje.

Sigo durmiendo, pero empiezo a pensar.
[mente con sueño a las 3AM]Si me corté las uñas ayer, q raro. Mmm Ah ya, a la mierda[/mente con sueño a las 3AM]

Nuevamente me meto más en mi coraza de caracol (saco de dormir) y trato de agarrar más frazadas y el sonido de nuevo. Que chucha, no entiendo. Me paso los dedos por mi cara para ver si tiene el mismo efecto.
Aaaaaaaah mierda ¿qué tengo?, estos no son dedos, son lijas.

La peor parte de la mutación se la han llevaron mis manos, las suavidad de las manos del informático han sido reemplazadas por duras callosidades y el frío se ha encargado de cambiarle el color a mis dedos. Estoy mutando.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

wow, "¡te estás convirtiendo en hombre!" diría mi abuelo. lol

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